Elige tu idioma

lunes, 9 de enero de 2017

LE COMPARTO ESTOS CUATRO REGALOS DE LOS REYES MAGOS

EN 2017, A DISFRUTAR DE LOS CUATRO REGALOS DE LOS REYES PARA USTED.

Ligorio Dussán


Se cuenta en la Tradición que al Niño de Belén lo visitaron tres Reyes, guiados por una estrella. Cada uno le llevaba un presente. Los mismos que todos hemos recibido y que, al inicio de este año, quiero compartir con usted:

El primero, el ORO. Refieren al Rey Melchor como el que ofreció este obsequio. Representa lo más valioso, la VIDA. No importa la edad que tenga, usted porta este gran tesoro. Lo cuida? Lo conserva con una buena alimentación, con ejercicios moderados; sin los vicios destructores como el alcohol, el cigarrillo, el sedentarismo?

El Segundo, el INCIENSO. Se dice que fue el Rey Gaspar quien entregó este presente. El incienso significa la adoración, la plegaria; es el reconocimiento de un SER superior a quien debemos gratitud, adoración. ¿Dedica usted algún tiempo durante el día a quemar en la brasa de su corazón ardiente ese incienso de alabanza, de súplica de perdón, de petición? Solo se necesitan unos breves minutos para hacerlo. Al levantarse asuma esa actitud de silencio interior y alabe al Señor. Ore. Sentirá cambios en su vida y en su relación con los demás.

El tercero, la MIRRA.  Lo entregó el Rey Baltasar. Se trata de una resina aromática que exuda la Commiphora myrrha, un árbol que de forma natural crece al noreste de África, en Arabia y Turquía. De sabor muy amargo, la mirra fue un bien muy preciado en la antigüedad, ya que se empleaba para elaborar perfumes y ungüentos. Esta sustancia también tiene numerosas propiedades medicinales…”. La mirra ese es el símbolo de su trabajo, honrado, honesto –a veces amargo- que irradia el perfume de sus frutos, y que beneficia a los que se sirven de ellos.

El cuarto regalo, las PERLAS, de la bondad, de la Caridad. Hubo un cuarto Rey –según una leyenda- de nombre ARTABAN que también vio brillar la estrella sobre Belén y decidió seguirla. Como regalo pensaba ofrecerle al Niño un cofre lleno de perlas preciosas. Sin embargo, en su camino se fue encontrando con diversas personas que iban solicitando de su ayuda.

Este Rey Mago las atendía con alegría y diligencia, e iba dejándoles una perla a cada uno. Pero eso fue retrasando su llegada y vaciando su cofre. Encontró muchos pobres, enfermos, encarcelados y miserables y no podía dejarlos desatendidos. Se quedaba con ellos el tiempo necesario para aliviarles sus penas y luego procedía su marcha, que nuevamente era interrumpida por otro desvalido.

Sucedió que cuando por fin llegó a Belén, ya no estaban los otros Magos y el Niño había huido con sus padres hacia Egipto, pues el Rey Herodes quería matarlo. El Rey Mago siguió buscándolo, ya sin la estrella que antes lo guiaba.

Buscó y buscó y buscó… y dicen que estuvo más de treinta años recorriendo la tierra, buscando al Niño y ayudando a los necesitados. Hasta que un día llegó a Jerusalén justo en el momento que la multitud enfurecida pedía la muerte de un pobre hombre. Mirándolo, reconoció en sus ojos algo familiar. Entre el dolor, la sangre y el sufrimiento, podía ver en sus ojos el brillo de la estrella. Aquel miserable que estaba siendo ajusticiado era ese Niño que por tanto tiempo había buscado!!

La tristeza llenó su corazón, ya viejo y cansado por el tiempo. Aunque aún guardaba una perla en su bolsa, ya era demasiado tarde para ofrecérsela al Niño que ahora, convertido en hombre, colgaba de una Cruz. Había fallado en su misión...

Y sin tener a dónde más ir, se quedó en Jerusalén para esperar que llegara su muerte.

Apenas habían pasado tres días cuando una luz aún más brillante que la de la estrella, llenó su habitación. ¡Era el Resucitado que venía a su encuentro!

El Rey Mago, cayendo de rodillas ante Él, tomó la perla que le quedaba y extendió su mano mientras hacía una reverencia. Jesús le tomó tiernamente y le dijo:

“Tú no fracasaste. Al contrario, me encontraste durante toda tu vida. Yo estaba desnudo, y me vestiste. Yo tuve hambre y me diste de comer. Tuve sed y me diste de beber. Estuve preso, y me visitaste. Pues yo estaba en todos los pobres que atendiste en tu camino.

¡Muchas gracias por tantos regalos de amor,  ahora estarás conmigo para siempre, pues el Cielo es tu recompensa!

Que estos CUATRO REGALOS de los REYES sean los que usted va a compartir durante todo este 2017 y formen parte de su vida espiritual, vida familiar y laboral.

Si los pone a fructificar, sin duda que su vida será plena y de  MUCHOS EXITOS.






No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Deja tus comentarios

http://eepurl.com/bghzrn